
Han pasado treinta y tres años desde que mi esposo y yo compramos nuestra casa en Brewster. Fue amor a primera vista: la casa, la propiedad, la carretera y el arroyo en la parte trasera. El jardín era precioso. A un lado disfrutamos de una barrera de privacidad con nuestro vecino, con rosas silvestres, lirios tigres, arbustos ardientes, los llamados palos de hierro y otras plantas regionales. Desde la parte trasera, nos encantaba sentarnos en el porche a contemplar el arroyo.
Pasaron los años y como era de esperar, los pequeños cambios no se percibían. Nuestros ojos se acostumbran a lo que queremos ver, no a lo que realmente tenemos enfrente. Una vez durante el mes de Junio notamos que los lirios tigres y las pequeñas rosas blancas ya no florecían dentro del límite de nuestra propiedad.
El año pasado pensé en cómo los árboles que crecieron hasta el arroyo habían bloqueado por completo la vista de nuestro porche, de manera que la naturaleza había rediseñado mi propiedad.
En esta primavera, Matt Henry vino con su equipo de trabajo para derribar varios árboles entre mi casa y el riachuelo. Fué durante este verano y después de muchos años, que pude volver a sentarme tranquilamente, viendo los venados cruzar y beber del riachuelo. Ya en este otoño, un joven amigo de infancia de mi hijo, pasando por aquí se ofreció a podar mis arbustos,siendo un conocedor graduado en Ciencias Ambientales. Así que después de recorrer la propiedad y observar detalladamente la vegetación que allí crecía, pude ver las horribles enredaderas y plantas invasoras que habían estado asfixiando lentamente los tesoros naturales.
Durante las últimas semanas, por la noche después del trabajo, Paul ha estado pasando por la casa, para podar, cortar y trasplantar las plantas nativas, para luego desgarrar, manipular y eliminar a los invasores. Todo esto me recuerda nuestros malos hábitos y pecados. Podemos llegar a estar tan preocupados por nuestro diario vivir que no percibimos los sutiles parásitos que impactan nuestro comportamiento. Y luego cuando nos llegamos a dar cuenta , están firmemente arraigados en nuestras partes buenas, que la idea de hacer cambios puede ser abrumadora, y que no podemos hacerlo solos. Me tomó un par de semanas ver un cambio en mi jardín; puede que nos tome más tiempo para nuestra propia conversión, pero una vez que la transformación comienza, recuperamos el don de respirar aire fresco y ver la luz reveladora que ni siquiera nos dábamos cuenta que habíamos perdido.
Sagradas Escrituras : : Leer : San Juan 15:1-2 Que sobresale?
Llamado a la acción : Orar a Dios pidiendo nos revele las directrices a seguir asi como los pecados invasivos, compartirlos con el Padre en el confesionario para luego respirar profundamente el perdón de Dios.


